EL FAMOSO HONGO “PENICILLIUM” DEL QUESO AZUL DE CABRA en CUÑA
Cuenta la leyenda que hace mucho tiempo atrás, un campesino francés olvidó un pedazo de ricota de leche de cabra -requesón-, que acaba de ordeñar, en una cueva. Semanas después volvió y lo encontró con un intenso color azul y una textura muy diferente a lo que antes había conocido o visto. Sin embargo, como tenía mucha hambre decidió probarlo. Y al hacerlo, por la conjugación entre la lactosa y el hongo, sintió un sabor fuerte, picante, algo salado y con mucho olor. Un sabor, sin dudas, único.
Le gusto tanto al campesino, que desde ahí empezó a hacer estos quesos con hongos en su cueva. Receta que luego, con el transcurso de los años, comenzó a pasar de generación en generación, y se hizo mundialmente conocido como queso “Azul” o queso “Roquefort” según su denominación de origen.
En busca de este sabor original, con el asesoramiento de reputados maestros queseros, en Siete Cabritos decidimos elaborar el primer queso Azul de leche de cabra de Argentina. Este ya no se hace en cuevas. Sino mediante la cultivación en el proceso de elaboración de una sutil dosis del hongo “penicillium” que se va expandiendo dentro de la masa del queso, durante la maduración, a medida que entra en contacto con el aire. Por eso, su temperatura, en esta etapa de desarrollo del “penicillium” debe ser muy cuidada y especial para garantizar, ese sabor único e inigualable de todo auténtico queso azul. Como es el queso azul de Siete Cabritos. Un queso único.
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CARACTERÍSTICAS ORGANOLÉPTICAS
El queso azul de leche de cabra se caracteriza por su apariencia de un tono blanco marfil, con vetas o manchas azul-verdosas propio y característico del moho Penicillium roqueforti. La corteza puede variar desde un color blanquecino hasta tonos grisáceos o amarillentos, dependiendo del tiempo de maduración y las condiciones de almacenamiento. Su aroma es intenso y complejo, y su sabor equilibrado entre lácteo, picante y salado. Su textura cremosa y su perfil de sabor distintivo lo convierten en un producto gourmet apreciado por los amantes de los quesos fuertes y con personalidad.
El ácido caproico es un componente clave y distintivo en los quesos azules madurados de leche de cabra y aporta:
- Un aroma intenso y picante que complementa las notas del moho Penicillium roqueforti.
- Un sabor ácido y persistente que enriquece el perfil gustativo del queso.
- Una textura cremosa y untuosa gracias a su interacción con la matriz del queso.
- Complejidad sensorial al interactuar con otros compuestos volátiles durante la maduración.
Su presencia es fundamental para lograr el equilibrio y la riqueza sensorial que hacen únicos a los quesos azules de leche de cabra.
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