Cuenta la leyenda que hace mucho tiempo atrás, un campesino francés olvidó un pedazo de ricota de leche de cabra -requesón-, que acaba de ordeñar, en una cueva. Semanas después volvió y lo encontró con un intenso color azul y una textura muy diferente a lo que antes había conocido o visto. Sin embargo, como tenía mucha hambre decidió probarlo. Y al hacerlo, por la conjugación entre la lactosa y el hongo, sintió un sabor fuerte, picante, algo salado y con mucho olor. Un sabor, sin dudas, único.
Le gusto tanto al campesino, que desde ahí empezó a hacer estos quesos con hongos en su cueva. Receta que luego, con el transcurso de los años, comenzó a pasar de generación en generación, y se hizo mundialmente conocido como queso “Azul” o queso “Roquefort” según su denominación de origen.
En busca de este sabor original, con el asesoramiento de reputados maestros queseros, en Siete Cabritos decidimos elaborar el primer queso Azul de leche de cabra de Argentina. Este ya no se hace en cuevas. Sino mediante la cultivación en el proceso de elaboración de una sutil dosis del hongo “penicillium” que se va expandiendo dentro de la masa del queso, durante la maduración, a medida que entra en contacto con el aire. Por eso, su temperatura, en esta etapa de desarrollo del “penicillium” debe ser muy cuidada y especial para garantizar, ese sabor único e inigualable de todo auténtico queso azul. Como es el queso azul de Siete Cabritos. Un queso único.
Llega desde la Pampa Húmeda, con una materia prima propia y de alta calidad nuestro “Griego” de masa blanda y bien blanca. Es un queso clásico en Grecia y otros países como Bulgaria, Turquía, Dinamarca y Rumania. Su origen se remonta a unos 2700 años atrás, al país heleno, durante la “Antigüedad Clásica”, donde se elaboraba y aún se elabora con leche de oveja o cabra o mezcla de ambos, lo cual le da un sabor bien definido.
Este queso no tiene corteza. Su masa es sólida, aunque flexible poseyendo algunas grietas y presentando en ocasiones pequeños huecos en su interior. Es delicadamente craso y ligeramente ácido, resultando muy grato de sabor.
Un clásico, ideal para acompañar comidas tradicionales y ensaladas.
Originalmente el cuartirolo o popularmente llamado “cremoso” es un queso de vaca. Su origen es en los valles prealpinos de Lombardía, Italia. Su nombre deriva de la alimentación que recibía este animal con la “erba quartirola”, que era la última hierba fresca que crecía antes del invierno en las montañas alpinas.
Este versátil queso italiano, útil para todo tipo de comidas y postres, se caracteriza por una masa semi-blanda, de pasta sólida, compacta y de corte limpio. Su sabor, como todos los queso, cambia a medida que pasa el tiempo. A los pocos días de ser elaborado se aprecia una fresca acidez y delicada fragancia. Con el correr de los días, su sabor se torna más intenso y aromático.
Como en @sietecabritos somos unos cabrones que nos gusta recorrer nuestro propio sendero, por el monte, decidimos hacer el primer queso cuartirolo de cabra de Argentina: el “Cuartirolo Caprino”. Hecho con leche especial proveniente de las pasturas de la pampa húmeda. Otro queso único ideal para usar en ensaladas, pizzas, postres con dulces, tablas y otras comidas calientes. Presentación en fracciones de 200grs y hormas de 6 kg.
Originario de Suiza, el Sbrinz es uno de los quesos más antiguos de Europa. Los pueblos celtas lo elaboraban siglos antes de Cristo con leche de vaca. Los primeros registros documentados, conservados en la ciudad de Berna, datan del año 1530. Su nombre no proviene de un lugar o región sino de una campaña publicitaria de 1990.
La pasta de este queso es extra dura con alto contenido graso. Entre un 40% y 45% en seco. Los mejores tienen una maduración de 18 meses. Por eso su sabor y presencia es tan particular en el paladar. El tiempo hace su trabajo.
Aunque sabemos que no estamos en Suiza, sino en el corazón de la Pampa Húmeda, a los locos de @sietecabritos se nos ocurrió hacer un Sbrinz de cabra y pampeano. Porque nos gustan los desafíos. Y siguiendo los requisitos de maduración que imponen nuestros amigos helvéticos lo lanzamos a la calle. a
Ahora también elaborado con leche agroecológica de vaca
¿Queres acompañar tus pastas, ensaladas, tablas con un queso distinto y saludable?
El sardo o “quesardo” es un queso argentino. Nació de elaboradores locales, a partir de la leche de vaca, emulando al Pecorino Sardo de Cerdeña que se hace con leche de oveja. Otro queso exquisito.
Debido a las altas temperaturas de verano de la zona pampeana, donde surgió, los sardos, de formatos de 3 kg, son quesos de masa dura. Originalmente se coagulaba con cuajo animal, por eso tenían además un sabor intenso.
Nuestro “quesardo” de cabra argentino está estacionado en cámaras especiales. Un deleite. Su corteza presenta un color amarillento fruto del paso del tiempo. Su sabor es un equilibrio justo y particular entre intensidad y la suavidad. Un compañero leal e ideal para acompañar pastas, tablas, ensaladas, etc.
Si te interesa verificar que todo lo que decimos acá es cierto, podes sacarte las dudas acá probándolo. Tu consulta no molesta. Trabajo y producción 100% argentino.
Ahora también elaborado con leche agroecológica de vaca
El queso tybo es originario de Dinamarca. A nuestro país llegó de la mano de inmigrantes europeos. Es un queso de pasta semidura, semigraso, de masa lavada y semicocida. Los de leche de vaca, que su mayoría conocemos, tienen una pasta de color blanco- amarillento. En cambio, los de cabra, son totalmente blancos, debido a este color puro de la materia prima caprina. Si no tiene este color, no es de cabra.
Nuestros Tybos fueron los primeros quesos que desarrollamos. De manera tradicional sin ningun tipo de conservante, químico o tratamiento externo de la leche. Se caracterizan por tener un sabor láctico suave y un aroma bien destacado. Su textura es firme, de consistencia elástica. Cortado en bastones o fetas es ideal para acompañar desayunos, almuerzos, sándwiches, picadas.
Vienen en barras de 2 y 4 kilos / trozos de 220 gramos.
Tenemos en varios sabores:
Natural / Pimienta / Ají / Orégano / Albahaca
Nuestro Tybo con Ají ganó medalla de plata en el concurso de quesos de Suipacha en el año 2017.
Al igual que el asado, el queso provoleta es un invento 100% argentino. Comenzó a producirse y comercializarse en 1940 y fue registrado en el Código Alimentario Argentino en 1955 con el nombre de "Queso Provolone Hilado Argentino".
Su forma es cilíndrica. Se corta en rodajas. Y fue creado especialmente para asar a la parrilla o plancha, si es posible, junto a un buen vino, amigos y guitarras milongueras.
Un detalle: las primeras provoletas eran de leche de vaca y se elaboraron con el cultivo de bacterias de cuajo de cabrito. De ahí su sabor tan característico tendiente a lo picante.
En cuanto a su masa, en el caso de la provoleta de cabra, al comienzo es de color blanca, pero luego, por su estacionamiento tiende a volverse amarrillenta, quedando una masa de baja humedad que luego, por el calor de las brazas, se torna flacida y elastica. Ideal para compartir con amigos.